Francia, 2011: luego de una fuerte movilización popular, una ley es votada, prohibiendo la fractura hidraúlica (“fracking”) en el territorio francés. Una de sus consecuencias es la revocación de la concesión de Montélimar, que había sido inicialmente otorgada a Total.
Pero nada impide a esta empresa ir a explotar el gas y petróleo no convencional en otros países, en Europa y en el mundo. Siendo ya el segundo operador de gas de Argentina, Total adquiere, antes que todas las otras grandes trasnacionales del sector, concesiones de shale gas en la provincia de Neuquén, en Patagonia, incluso dentro de un área natural protegida. La cuenca de Vaca Muerta, que cubre 30.000 km2, se vuelve rápidamente el dorado soñado por todas las compañías petroleras tales como Total, Chevron, YPF, Shell y Apache. Argentina sería el tercer país a nivel mundial en términos de reservas potencialmente explotables de hidrocarburos no convencionales.
La poblaciones locales – y en particular las comunidades Mapuche y los pequeños campesinos -, que ya sufrían los impactos de décadas de explotación convencional de petróleo y de gas, se encuentran ahora cercadas por las grandes compañías petroleras extranjeras e YPF, la petrolera renacionalizada: acaparamiento de tierras, represión etc. El gobierno dio su acuerdo sin consultarlos. La resistencia empieza…
El estreno del documental Fracking Patagonia tuvo lugar en París, en ocasión de la presencia de dos representantes de comunidades afectadas en Argentina, que vinieron a exigir responsabilidades a Total, que organizó su asamblea general de accionistas el viernes 16 de mayo.
Fue también una oportunidad para interpelar al gobierno francés sobre la necesidad de reconocer la responsabilidad legal que las trasnacionales tienen sobre las actividades que sus subsidiarias y contratistas desarrollan en el exterior.
Luego se fueron a los Países Bajos (sede de Shell), a República Checa, Hungría y Polonia, y terminaron la gira en España.